viernes, 2 de febrero de 2024

María Victoria Ramos Granados: agradecida y empoderada



Texto y foto: Yamylé Fernández Rodríguez

María Victoria Ramos Granados ha estado vinculada a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) desde su niñez, pues sólo tenía 12 años cuando en la mayor de las Antillas se fundó esa organización para representar y defender los intereses de la población femenina.

“Sin tener aún la edad requerida me sumé a todas las actividades de la FMC y de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y participaba en las guardias en la tienda del pueblo, porque eran aquellos tiempos en que la contrarrevolución quemaba cañaverales y tiendas”, recuerda al remitirse a su niñez en La Federal, una zona perteneciente al antiguo central Elia, posteriormente nombrado Colombia en la provincia de Las Tunas.

Desde su adolescencia María Victoria tuvo muy claro que quería dedicarse a la docencia y, por eso, al concluir el sexto grado se presentó para alistarse como maestra popular, pero aún era menor.

Lejos de amilanarse llenó la planilla para matricular en las Escuelas para Maestros Primarios en el plan conocido como Minas-Topes de Collantes-Tarará y desde entonces se consagró como educadora.

“La mayor parte de mi vida ha transcurrido en el sector de la Educación. Estuve 10 años como pedagoga de sistema para la atención a menores con trastornos de la conducta, perteneciente al Ministerio del Interior, y luego volví a la vida civil. Desde el 2006 soy jubilada, pero nunca he dejado de ejercer como profesora porque me vinculé a la sede universitaria del municipio de Jimaguayú, donde dos sábados al mes atiendo a mis grupos y ayudo a todos los estudiantes de cualquier nivel que van a mi casa.

Durante siete años estuve fuera del centro universitario al asumir como presidenta de mi Consejo Popular Rescate de Sanguily, pero siempre fui profesora de la Escuela del Partido y me mantuve vinculada a las actividades de la FMC y los CDR”.

Con tan amplia trayectoria, María Victoria Ramos Granados tiene elementos más que suficientes para valorar la evolución que ha habido en el país en cuanto a las normativas destinadas al empoderamiento femenino y a una mayor protección de los derechos de las mujeres.

“Abracé con todas mis fuerzas al nuevo Código de las Familias así como al Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres y hablo mucho sobre eso en mi comunidad. Siempre digo que hace falta que los organismos competentes actúen con todo el rigor ante lo mal hecho.

“Yo misma vivo luchando contra todo lo que veo incorrecto, contra cualquier situación que indique violencia, ya sea de obra o de palabra, pero una golondrina no compone verano y ante alguna situación de este tipo debemos unirnos todos”, dice desde su posición de coordinadora de la Casa Comunitaria de la Mujer y la Familia en el Consejo Popular Rescate de Sanguily, en el municipio camagüeyano de Jimaguayú.

En su opinión aún puede hacerse más a favor de las mujeres rurales, de esas que viven en el campo vinculadas directamente a las labores agropecuarias en las bases productivas y las fincas, donde todavía existen patrones machistas.

“Hay que trabajar mucho con estas mujeres y con los hombres también, porque a veces no solo el machismo viene de los hombres, sino de las propias mujeres que se autocensuran o se ponen límites.

“Hace poco le comentaba a una muchacha que tenemos que defender nuestra dignidad y autoestima, y no dejarnos avasallar por nadie. La gente se ríe conmigo porque yo digo que a mí ni los medicamentos me gobiernan.

“Hay que tener coraje y voluntad para defenderse siempre. Eso es lo primero. Si una no se da su valor, entonces quién nos lo va a dar. Lo primero es la autovaloración y el cariño hacia nuestra propia persona”, comenta con toda determinación esta experimentada dirigente de base de la FMC.

Con algo más de 70 años de edad, desde su Jimaguayú querido María Victoria Ramos Granados se siente satisfecha con la historia personal que ha escrito gracias a las posibilidades que se abrieron para las cubanas tras el triunfo del 1ro. de enero de 1959.

“Me monté en el “carrito” de la Revolución cuando estaba en construcción, nuevecito, cuando solo era una adolescente, y si logré dos títulos universitarios y ser una mujer empoderada es debido a ello, a mi Federación de Mujeres Cubanas, a mi Fidel, a mi patria y a mi Partido. Todo eso para mí es sagrado”.

1 comentario: