Por Marilys Suárez Moreno
Santiaguera de arraigo y nacimiento, Gloria Cuadras de la Cruz fue una mujer que se opuso radicalmente a las injusticias sociales y luchó contra los desmanes de todos los gobiernos de su época.
Nacida el 18 de julio de 1911, la vida de esta mujer siempre estuvo unida a lo más limpio y radical de las luchas revolucionarias. Imprescindible en la historia de Santiago de Cuba, ella dejó su huella temprana en su accionar, desde su adhesión a Antonio Guiteras, Eduardo Chibas y Fidel Castro, y es un símbolo de valentía, entrega total a las causas justas que sentía como suyas y defendió frente a los abusos y crímenes de los gobernantes de turno.
Fue fundadora del Directorio Estudiantil de Santiago de Cuba y en 1933 integró el comité del plantel del instituto donde estudiaba. Formó parte, asimismo, de su comisión depuradora y desde esa tribuna y en todas las que tuvo a su alcance llamó a la lucha por la patria libre.
Al final de ese año, se trasladó a La Habana y se convirtió en una eficaz colaboradora de Guiteras. Luego se integraría a las filas de la Ortodoxia. Escenario en el que conoció a Fidel, junto a quien figuraba como delegada de la Asamblea Provincial de Oriente por esa organización.
Tres etapas de su vida resumidas así: colaboradora del revolucionario antimperialista Antonio Guiteras Holmes, activa integrante del Partido del Pueblo Ortodoxo de Eduardo Chibas y fundadora del Movimiento 26 de Julio en Oriente, con el cargo de responsable provincial de Propaganda.
Vale decir que fue ella una de las primeras santiagueras en solidarizarse con los asaltantes al cuartel Moncada y denunciar los crímenes de la tiranía contra los jóvenes de la Generación del Centenario.
Gloria contribuyó decisivamente al rescate y resguardo de los jóvenes asesinados, pues junto a su esposo Amaro Iglesias fue artífice del gesto patriótico que posibilitó resguardar los cadáveres de los asaltantes asesinados, apiñados y sin identificación en fosas comunes del cementerio Santa Ifigenia.
En su programa radial Cuba Libre, de la emisora CMKC, hizo valientes denuncias contra la corrupción de la tiranía y la represión entronizada en la ciudad. Además de divulgar La Historia me absolverá, convocó al pueblo a la lucha, pronunciándose contra la represión de la tiranía, lo que motivó la censura total del programa.
Ella no tuvo reparos en desafiar a los esbirros en las calles santiagueras, durante el entierro de Frank, y hasta marcó con una mordida las manos del asesino Salas Cañizares. Además, creó el Directorio Femenino del Instituto y organizó el Frente de Mujeres Cubanas
El héroe de la lucha clandestina Frank País sintió gran admiración por ella, estuvo junto a él y a las también combatientes clandestinas Vilma Espín y Asela de los Santos, entre otras mujeres destacadas, en el Estado Mayor que dirigió las acciones del 30 de noviembre de 1956.
Fidel, quien conoció a Gloria durante un mitin de la ortodoxia, la describió como una joven rebelde, inteligente y audaz. Experta en calibrar a potenciales líderes tras sus vínculos con Guiteras y Chibas y su experiencia de varios años de enfrentamientos a gobiernos dictatoriales y corruptos, no le fue difícil identificar a primera vista las cualidades y potencialidades del entonces novel abogado y futuro asaltante del Moncada, al frente de la Generación del Centenario.
Al triunfo de la Revolución, Gloria continúo su entrega al proceso revolucionario. Ese triunfo la encontró a ella y su esposo Amaro en las montañas del Segundo Frente Oriental Frank País, donde la combatiente desarrollaba su etapa guerrillera. Luego integró las filas fundadoras de la FMC, militó en el Partido Comunista e integró su Comité Provincial.
Ardor, arrojo y valentía prestigiaron la vida de esta mujer, que falleció el 26 de agosto de 1987, a los 75 años.
Mujer de flor y fusil, ella es un nombre imprescindible en la historia de Santiago de Cuba y, como se resalta en sus memorias, un rostro descubierto de la clandestinidad.
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