viernes, 20 de octubre de 2023

Reflejos del alma cubana: celebración, historia y diversidad cultural




Por Lianne Garbey Bicet

Desde las primeras horas de este 20 de octubre, las calles, escuelas, parques y hasta el rincón más recóndito de nuestros campos resuenan al ritmo de la música, el arte y la literatura. Hoy, en Cuba, honramos nuestra identidad, sumergiéndonos en el tesoro más profundo y exquisito que poseemos: nuestra cultura.

Un despliegue de color, música, poesía y resistencia envuelve las celebraciones del Día de la Cultura Cubana, que una vez más se erige como un recordatorio de la rica historia que define el alma de esta nación.

En esta fecha no sólo celebramos nuestras costumbres y tradiciones, sino que también conmemoramos aquel 20 de octubre de 1868, cuando las notas del Himno Nacional "La Bayamesa" resonaron por primera vez en la ciudad de Bayamo, marcando un acto de amor y rebeldía que reflejó el espíritu indomable de nuestro pueblo.

Desde entonces, Cuba no ha cesado de cantar, bailar y narrar su historia, forjando una identidad única, en la cual convergen influencias indígenas, africanas, españolas y más.

Mujeres protagonistas

Las mujeres cubanas no han sido sólo musas, sino también creadoras, conservadoras de tradiciones y vanguardias en la experimentación artística; han sido una figura central en la construcción y preservación de la cultura de la isla.

Es palpable, en esta nación caribeña, la influencia que nos llega desde las luchadoras por la independencia, artistas, escritoras, científicas de renombre, pintoras, escritoras, bailarinas, músicas y artesanas que, entre muchas otras, han demostrado que el matriarcado cultural es una fuerza que define y da forma al continuo evolucionar de la expresión cubana.

Mujeres como Omara Portuondo, quien con su voz y carisma ha llevado nuestra música a escenarios de todo el mundo, o Alicia Alonso, que con su talento y pasión elevó la Escuela de Ballet Cubana a niveles de excelencia internacional.

No menos importante es la literatura, donde resaltan nombres como Gertrudis Gómez de Avellaneda y Dulce María Loynaz, y el arte visual, con la impresionante obra de Amelia Peláez o la contemporánea Zaida del Río, mujeres que no sólo han definido géneros sino que han desafiado, cada una a su manera, los límites de la expresión y de la creación en sentido general.

La riqueza de un mosaico cultural: costumbres y tradiciones

Entre los aspectos más destacados de Cuba, sobresale su mosaico cultural, una amalgama de herencias que se refleja no sólo en las festividades del Día de la Cultura Cubana, sino en el día a día de cada ciudadano. Esta riqueza abarca desde la música y la danza hasta la gastronomía, la religión y las artesanías, haciendo de la isla un bastión de tradiciones que resisten el paso del tiempo.

La música, vital y diversa, es testimonio de la fusión de ritmos africanos y españoles que dieron origen a géneros únicos como el son, la rumba, el mambo y la salsa.

No se puede hablar de la cultura cubana sin evocar figuras musicales como Benny Moré, Celia Cruz y Compay Segundo, quienes llevaron la esencia de Cuba a audiencias de todo el mundo.

Las creencias mágico-religiosas no sólo armonizan elementos yorubas con el catolicismo, sino que también convergen con otros cultos y prácticas traídos de distintas partes del mundo.

En cuanto a la gastronomía, platos como el ajiaco, el lechón asado y los tostones son testimonio de una herencia compartida que combina sabores y técnicas de los taínos, africanos, españoles y otros grupos migrantes, en una sinfonía de sabor que encanta tanto a locales como a visitantes.

La artesanía local, especialmente el trabajo en madera, cuero y tejidos, refleja la historia y el espíritu del pueblo cubano.

Cada pieza, creada con técnicas transmitidas de generación en generación, narra una historia de resistencia, creatividad y amor por la tradición.

En este día, es esencial mirar más allá de las celebraciones y reconocer que cada aspecto de la vida en la isla simboliza una cultura vibrante, que ha sabido adaptarse, resistir y prosperar a lo largo de los siglos.

La diversidad cultural de Cuba, con su sincretismo y capacidad de reinventarse, sigue siendo uno de sus mayores tesoros y una fuente de unidad para su gente.

Hoy, más que nunca, nos aferramos a nuestra cultura como símbolo de unidad, fuerza y esperanza, proyectando al mundo la voz vibrante de un pueblo que, orgulloso de su pasado, sigue forjando su futuro con creatividad, coraje y amor.

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