Por Stella Calloni
A sólo cuatro meses de cumplir 101 años, murió nuestra querida dirigente Fanny Edelman, que hasta sus últimos días estuvo en cada acto solidario y con una extraordinaria lucidez dictaba conferencias, hablaba en actos políticos y su palabra era escuchada como una voz imprescindible en su partido, el Comunista Argentino, donde militó toda su vida, desde muy joven.
Humilde, luminosa, incapaz de sectarismos, abierta, solidaria, siempre generosa y compañera, esta mujer que anduvo por el mundo y conoció a dirigentes y luchadores en todos los continentes, compartió escenarios con la también recordada Vilma Espín, durante su lucha en la Unión de Mujeres Democráticas y será para siempre un ejemplo para las juventudes revolucionarias.
Sin claudicar jamás, sin ningún asomo de soberbia, Fanny nos enseñó como nadie los caminos de la dulzura y de la moral y la paciencia revolucionarias. Todos ellos caminos de la unidad, tan necesaria en estos tiempos. Su vida intensa es una vida para siempre, y con la misma serenidad nos dejó anoche, aocmpañada por sus hijos y sus queridos nietos que tanto la amaban.