Por Marilys Suárez Moreno
Entró al cuarto y me miró extrañada. ¿Dónde está mi mamá? Mami, no te acuerdas, ¿ella falleció hace muchos años? ¨Eso es mentira, mi madre está cuidando a los niños´´.
Fue el principio de una etapa que duraría seis años, hasta su muerte. Sus tres hijos, ya mayores, le parecían ajenos. Y a cada rato preguntaba por sus niños. La casa tampoco era la suya. Solo repetía una misma dirección, en el Camagüey de su crianza.
No pocas veces salía y se perdía en la calle. Familia y vecinos nos ayudaban en la búsqueda. Por suerte, la encontrábamos. Entonces se hizo imprescindible ponerle una reja a la puerta y esconderle cuchillos y fósforos, como a un niño o niña de pocos años.
