Por: Marilys Zayas Shuman
La delegación cubana del proyecto No Más: prevención y respuesta a la violencia contra las mujeres en Cuba abrió su agenda de intercambio internacional en la Casa della Donna de Pisa, un espacio emblemático del feminismo italiano. El encuentro marcó el inicio de días de trabajo en las ciudades de Pisa, Florencia, Grosseto y Roma, coincidiendo con los 16 días de activismo por la no violencia de género.
Un espacio histórico
Fundada en 1990, la Casa della Donna se ha consolidado como un centro cultural y político feminista. En su sede funciona la Biblioteca Anna Cucchi, la más grande de género en Toscana, y desde 1996 coordina un Centro Antiviolenza que ofrece el servicio Telefono Donna, casas refugio y puntos de escucha territoriales y universitarios. Bajo el liderazgo de Giovanna Zitiello, una de sus fundadoras, la Casa ha tejido redes con asociaciones locales e internacionales, convirtiéndose en referente de atención, prevención y educación contra la violencia de género.
Durante los encuentros las operadoras italianas explicaron cómo funciona la línea de ayuda y los puntos de escucha, subrayando el principio feminista que guía su trabajo: la autodeterminación de las mujeres. Cada llamada, cada entrevista, es única y se construye paso a paso junto a la mujer, sin imponer decisiones.
El diálogo abordó también la importancia de la educación como herramienta de prevención. La Casa della Donna desarrolla talleres en escuelas desde la infancia hasta la universidad, trabaja con docentes y familias, y promueve proyectos juveniles como podcasts sobre estereotipos de género. Estas prácticas resonaron con la visión cubana de que la lucha contra la violencia requiere procesos sostenidos de sensibilización y formación comunitaria.
Educación feminista como prevención estructural
En el intercambio con la Casa della Donna de Pisa, la delegación cubana del proyecto No Más confirmó que el enfoque que coloca la educación como eje central de la prevención de la violencia de género. “La violencia es estructural, por eso la prevención debe comenzar en la escuela y extenderse a la plaza y a todos los espacios”, explicaron las operadoras italianas.
Los talleres semanales realizados por el equipo italiano son de ocho horas, estan destinados a infancias y juventudes hasta la universidad, abordan estereotipos, roles y desigualdades con una mirada interseccional. La práctica se centra en crear espacios seguros y participativos, donde adolescentes y jóvenes pueden hablar libremente. “Nos impresionó cómo, en ocasiones, estos espacios derivan en denuncias de violencia o acoso, y cómo la Casa articula inmediatamente con el Centro Antiviolenza”, compartieron.
La Casa también forma a docentes, familias y profesionales —con cursos certificados para asistentes sociales, médicos y policías—, lo que asegura sostenibilidad y legitimidad institucional. Para Cuba, este aprendizaje resulta clave: cómo convertir la sensibilización en procesos estructurales y reconocidos oficialmente.
“Nos llevamos la certeza de que educar en igualdad no es solo transmitir contenidos, sino crear prácticas colectivas que transformen la vida cotidiana”, concluyó la delegación, subrayando que la experiencia italiana ofrece pistas valiosas para fortalecer las consejerías y servicios integrales en nuestro país.
Escuchar a las compañeras de la Casa della Donna de Pisa nos recordó que la violencia contra las mujeres no es un hecho aislado, sino una estructura que atraviesa la vida cotidiana. Nos llevamos la certeza de que la prevención no se limita a protocolos, sino que se construye en la práctica diaria: en el aula, en la familia, en la comunidad. Cada taller, cada palabra, abre un camino hacia la autodeterminación de las mujeres.
Este intercambio confirma que el feminismo es un puente que une experiencias diversas, desde Pisa hasta La Habana, y que la cooperación internacional es también un acto de solidaridad. En tiempos de resistencias y retrocesos, la alianza entre mujeres es la fuerza que sostiene la esperanza y la transformación.
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