Texto y fotos: Lubia Ulloa Trujillo
Ella es Milagros, así de sencillo, no hace falta mencionar sus apellidos y mucho menos su profesión, para que todos en el poblado de Majagua, en Ciego de Ávila, la reconozcan como la enfermera que más tiempo lleva en los círculos infantiles de la localidad.
En latín, su nombre significa maravilla y quienes lo llevan son observadoras, reflexivas, simpáticas y dinámicas en las actividades que realizan, pero también muy humanas con los demás. Milagros Pérez García es todo eso y más, siempre en positivo.
Licenciada en esa especialidad de la Salud, Milagrito, como la conocen, se ha ganado el respeto, el cariño y la admiración de colegas, padres, pobladores y, por supuesto, de niñas y niños que, desde un año y hasta los cinco o seis, transitan por este tipo de institución educacional.
“Cuando me gradué, hace 33 años, no tenía ubicación fija; pero un buen día, bendito día, en la Dirección Municipal de Salud me dijeron que mi plaza sería en los círculos y fue entonces que me `aplatané´ en ellos, tanto en El Bebé como en Amanecer de América, donde más tiempo he permanecido”, dice esta espirituana, que desde pequeña cursó estudios en Majagua por la cercanía con su hogar.
Para ella, la labor de enfermería y también la del personal médico es muy elemental en un círculo infantil, porque son los encargados de velar y exigir por el cumplimiento de las normas de salud, alimentación, higiene y epidemiología.
“Entre nuestras funciones -explica- está garantizar que los menores y todo el personal tengan la vacunación y el chequeo médico actualizado antes de la incorporación al centro.
“Nos toca llevar al día las historias clínicas individuales de esos infantes. Es increíble lo mucho que llegas a conocerlos, porque se van del círculo para la primaria y en la calle, cuando los ves más grandes, te interesas por la evolución que han tenido de las alergias, intolerancias a los medicamentos o alimentos. Esas personitas se te quedan grabadas en la mente y en el corazón”, comenta.
La idea del Comandante en Jefe Fidel Castro de crear los círculos infantiles, concretada por Vilma Espín, presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, no solo ha contribuido a ello sino también a perfeccionar la Educación y la Salud desde edades tempranas, afirma la enfermera.
“Mis días en Amanecer de América son muy activos, pero los vivo a gusto, pues hacemos equipo la directora, la subdirectora, la administradora y yo, para verificar que todos los procesos: recepción, meriendas, baño, almuerzo, sueño, docente-educativo y entrega marchen bien, que no aparezcan peligros, eso constituye lo importante, alega muy segura de lo que habla.
“Estamos para velar para que no haya estantes sueltos, sillas rotas, una puntilla afuera, un tornillo zafado, un objeto pequeño, que las cercas perimetrales y la puerta de entrada estén seguras; en fin, estar a la viva siempre, porque en un lugar como este debe existir seguridad en todos los temas”, reflexiona esta mujer, madre de dos jóvenes y abuela de un pequeño.
“Me gusta verles el rostro a los niños cuando los recibo en el centro; llegan bien, pero en un abrir y cerrar de ojos eso puede cambiar por una indigestión, una tos o fiebre, motivos por los que he dado charlas a educadoras y auxiliares pedagógicas para que identifiquen cualquier anomalía”, refiere la entrevistada.
“Los círculos son la mejor idea para contribuir en la organización de la vida de los pequeños, pues se rigen por un horario que contempla sus necesidades básicas, como alimentación, aseo, sueño, junto a las actividades docentes acordes con cada edad, lo cual propicia su desarrollo integral y multifacético; además, los enseña a socializar desde edades tempranas”.
El funcionamiento de estos lugares, sin dudas, ha favorecido la integración de las mujeres a la sociedad, que con toda tranquilidad entregan a sus hijos para desempeñar disímiles labores, pues el cuidado y formación de ellos están garantizados, reflexiona Milagros sin titubear.
Justo una semana antes de la invasión mercenaria por Playa Girón, en abril de 1961, se inauguraron los tres primeros círculos infantiles en Cuba, como sinónimo de esperanza, vida y espacios seguros para el desarrollo sano y armónico de los tesoros más preciados de las familias: sus niños.
El accionar de esta enfermera maravilla en uno de esos centros educativos es una garantía de que se mantenga esta conquista de la Revolución, que propicia el máximo desarrollo integral posible de la infancia y al cual no se renuncia, pese a la difícil situación económica por la que atraviesa el país.
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