Fotos: Roberto Díaz Martorell y autora
Por Ana Esther Zulueta
A unos 20 kilómetros de Nueva Gerona, ciudad cabecera del municipio especial Isla de la Juventud, está Agua Santa, finca donde la familia Rives-Rivas teje una historia de éxito de cara al desarrollo rural.
Hasta el agreste entorno llegamos para dialogar con Amnerys Rivas Ávila, mujer de mediana estatura, convicciones firmes y habilidades multifacéticas. Ella, junto a su esposo Raudel, lidera este proyecto con probada pasión y determinación.
“Soy maestra primaria desde 1989. Dediqué 12 años de mi vida a ese servicio público, antes de asumir el cargo de directora en un Joven Club de Computación y Electrónica. En ese lapso me licencié en Informática. Gracias a esos conocimientos, contribuyo en el poblado de La Fe a la formación vocacional y orientación profesional de las nuevas generaciones”, dice.
Un modelo de desarrollo local sostenible
Cuenta Amneris que el proyecto —aprobado el 14 de febrero de 2023— tiene entre sus objetivos el fomento de una microindustria familiar, donde se procesan los cultivos cosechados en 1,4 hectáreas de la finca.
Además, la familia está conectada con 20 parceleros, todos socios de la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) José Martí.
Otro de los pilares del emprendimiento es el agroturismo. Aprovechamos los recursos naturales del área de manera sostenible, uno de los requisitos que avala nuestra triple excelencia en el movimiento nacional de la agricultura urbana, suburbana y familiar, comenta, mientras a cada paso es perceptible el compromiso de la familia con el medio ambiente.
Relata que durante las celebraciones por el Día de la Mujer Rural, recibieron la distinción de “Finca Agroecológica”, condición otorgada por la máxima instancia de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, devenida reconocimiento a la promoción de prácticas agrícolas sostenibles y contribución al bienestar de la colectividad.
Empoderamiento en acción
“Las mujeres somos el 70% de la fuerza laboral”, afirma. Su papel va más allá de las labores cotidianas del hogar: ellas fungen como las responsables de las gestiones comerciales, documentación, contabilidad y los contratos.
Un vínculo de tres décadas
Hace 30 años, Amnerys y Raudel comenzaron su viaje como pareja, una vez responsabilizados con la finca, herencia que les legó el suegro. Juntos organizan el flujo de actividades: desde las labores agrícolas hasta los círculos de interés; ambos tienen compromiso político con la Revolución.
Compartimos derechos y responsabilidades, tomamos decisiones conjuntas sobre la atención a los animales, la siembra de cultivos y hasta la elección de plantas ornamentales a cultivar, ríe a carcajada.
Precisa que la participación en eventos locales, nacionales e internacionales les permite exponer sus experiencias y aprender de otros e incluso de los no pocos visitantes nacionales y foráneos que reciben.
Orgullo de ser mujer rural
Amnerys se enorgullece de su identidad como mujer rural. Las ventajas son evidentes: acceso directo a los alimentos fruto del esfuerzo, lo cual les da soberanía y una conexión íntima con la naturaleza. La familia se fortalece, unida por el trabajo compartido y apego a la tierra.
Esta entrevistada —que transita por sus más de cuatro décadas de vida—también mantiene una relación de amor con su colección de cactus y suculentas. Plantas que, como ella misma, crecen con tenacidad en un entorno que valora la existencia en todas sus formas.
Atrás queda Agua Santa con toda la calidez humana de su gente. Finca donde es admirable la contribución familiar al desarrollo local y a la educación ambiental. Emprendimiento que destaca en esta ínsula como ejemplo de cuánto se puede hacer cuando el compromiso manda.
Excelente sitio para disfrutar de la naturaleza. Cuento con varios ejemplares de sus plantas ornamentales. Realmente un entorno encantador , q combina dedicación al campo y amor por lo que se hace a diario. Mis felicitaciones . Muy pronto visitaremos nuevamente este sitio de referencia de mi hermosa Santa Fé.
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