Por Aime Sosa Pompa
Atender el celular, pendiente de la llegada de la niña a la casa, pues se está entrenando en sus primeros días sola en casa; seguir de cerca las necesidades y preguntas de otras compañeras de trabajo en la Casona de la calle San Félix, enseñar el video que le llevaron las Marianas del Tercer Frente y de paso, ir contestando todas las preguntas que se nos ocurren...
Así fue de agitado para todos, menos para ella, el intercambio con Sunilda Montes de Oca Tito, en la sede santiaguera de la Federación de Mujeres Cubanas. Revista Mujeres intercambió con la integrante del secretariado de la esfera ideológica, en una provincia con grandes compromisos que serán debatidos en el próximo XI Congreso de la FMC.
RM: Desde los 14 años estás integrada a la organización, y mientras aumentabas ese vínculo, por lo que me cuentas, hiciste una familia que te sirve de apoyo para cumplir con las responsabilidades que asumes.
S: Desde que era estudiante del Instituto Pedagógico Frank País fui secretaria de la delegación donde yo vivía, allá en Songo La Maya, y luego estuve en el Comité Municipal, porque me vinculaba mucho con mi mamá que también era dirigente. Ya trabajando en Educación, me propusieron, como era miembro del Comité, para que asumiera la responsabilidad de Secretaria de la Federación del municipio. Me gradué de Licenciada en Pedagogía, en la especialidad de maestro primario y soy Máster en Ciencias de la Educación. Tengo tres niños, dos varones y una hembra, adolescentes todos. Gracias el apoyo de la familia, mi esposo, mi mamá, mi hermana, mi madrastra, mi suegra estoy aquí.
RM: Sin ser para nada una súper mujer, ¿reconoces que por tu familia, has podido desarrollar tus potencialidades desde la FMC?
S: La Federación es la organización que, por supuesto, no solo trabaja y aboga por los derechos de las mujeres, sino por ese empoderamiento. Trata de que la mujer, siempre en el propio intercambio, reconozca que podemos ser más, de que sí podemos asumir cargos, tener responsabilidades, cumplir las diferentes tareas; y siempre con el propio legado de nuestras antecesoras. Tuve esa vivencia con mi mamá y con los años lo he aprendido y lo veía en ella. Pero bueno, está el elemento fundamental, que es que la propia familia también sepa cómo apoyar a una directiva, a una hija, a una sobrina, no solo a un cuadro de la Federación, sino a todas las directivas. Le corresponde apoyar en cierta medida esa educación de los hijos, ante esa responsabilidad que a veces uno no quiere asumir e inconscientemente por la misma situación o por la misma familia. Estuve varios meses en un curso en La Habana y para yo poder asumir esa tarea los varones se quedaron con mi esposo, la niña la tuve con mi mamá. Yo siempre lo primero que hago es preguntarle a mi mamá y a mi esposo: “voy a hacer esta tarea, ¿qué ustedes creen, puedo hacerlo? ¿O no puede ser? ¿Hasta dónde me van a apoyar o no?”. Porque son niños todavía y ahora sí más difícil por la adolescencia, es decir, cuando más necesitan de esa vigilancia de la madre y los demás. Y lo otro es la conversación, yo converso a diario, a diario, a diario... le pongo los ejemplos. Uno está en muchos lugares donde coge vivencia de lo que pasa en la sociedad, ya sea de familia buenas como las vulnerables, de niños que se les van de la mano, de todas las manifestaciones. Y todas las cosas que ocurren siempre nos remontan a la familia.
RM: El trabajo de las dirigentes de la Federación en cualquier lugar del país, mantiene sus propias dificultades, y en no pocas ocasiones han tenido que hacer alianzas, dentro o fuera de la familia, para poder cumplir con sus responsabilidades. Esa es una realidad que no debe olvidarse.
S: Y además tenemos el ejemplo de Vilma, hay historia de las fundadoras, de mujeres que estuvieron al lado de Vilma, que siempre ella resaltó que ante que todas las tareas que hiciéramos no descuidáramos a la familia, a ese momento familiar. ¡Ah!, lo que tenemos que organizarnos bien, precisamente porque es lo mismo un lunes, que un domingo, que una noche, que a las 5 de la mañana, porque tú te vas a ir para un territorio como yo con las tareas ideológicas, y tengo que llegar antes de que inicien los homenajes, los aseguramientos, todo, es decir, tengo que salir de madrugada. Por lo tanto, realmente hay sacrificio. Y la Federación, por supuesto, ha venido trabajando en el tema. Yo creo que hoy la incorporación que hemos tenido de las mujeres en los diferentes cargos y en la toma de decisiones, da la medida de lo que realmente se hace en esa labor en la cual tenemos que seguir trabajando.
RM: Entonces para ti estar dentro de la FMC es como estar a diario en una gran escuela.
S: Me sucede con mi esposo o en la casa. La misma organización te ayuda, en los intercambios en los propios talleres de género, en la Federación y demás, se va aprendiendo. Cuando uno dice: “él me ayuda”, no es que me ayude, es que tiene que cooperar, colaborar... y yo voy para allá para mi casa y converso con mi esposo: “lo que tú estás haciendo no es una ayuda, a ti te toca”. Además, hoy tú sientes que los propios hombres lo reconocen, no es que la mujer mande sino cómo la mujer ha venido ganando. Incluso en lugares que hemos estado, en talleres, en intervenciones, ellos lo dicen: “ya mi mujer es la que dice por dónde cogemos, ella es la que dice qué vamos a hacer...” Eso es parte de la labor que nosotros tenemos también en la sociedad, en la propia familia, porque por lo general, no ahora, con machismo y sin machismo, si hay una reunión ella es la que dice vamos..., ¿quién es la que está detrás de ahorrar energía, o los alimentos, si hay que cuidar la casa...? En todo eso ha estado siempre al frente la mujer, por eso tenemos que seguir formando a los hombres. A veces, ellos quieren decir que son los que deciden, sin embargo, vas a su casa a consultar o comprar algo y enseguida te dicen: “ve a verlo con mi mujer”. En la misma medida que hemos ocupado todos esos cargos, responsabilidades y todo ese empoderamiento, somos proclives a que ocurran ciertos hechos, estamos más expensas a cometer errores, está la desatención de los hijos, que no es que pase, pero yo siempre digo que la vida de las directivas está tan ocupada y con tanta responsabilidad que a veces minimizamos un poco esta labor. No podemos quedarnos en que ya todo lo hemos logrado o lo que se ha venido alcanzando, nuestra labor tiene que seguir reforzándose en todos esos sentidos.
RM: Un tema vital para la vida de esta organización es que las mujeres que están siendo violentadas y se acercan a la Federación, se reconozcan como tal y que puedan encontrar una verdadera ayuda. ¿Cómo contribuir a esto en medio de toda tu labor?
S: Hay muchas mujeres que no tienen orientación de qué hacer o dónde ir. No somos especialistas, pero rápidamente tenemos los aliados y los diferentes organismos, llamamos a preguntar cuál es el procedimiento, cuál es la asesoría, qué día se le puede atender. Hubo un caso de una compañera con un niño discapacitado, violentada por el marido. No la dejaba trabajar, la encerraba en el cuarto, ella estaba durmiendo y si se iba a levantar ya había cerrado la puerta, si iba al patio del apartamento le cerraba esa puerta. Independientemente de que dormían separados, él como quiera no dejaba que ella cerrara su cuarto, tenía que estar pendiente en todo momento. Aquello se tornó demasiado. Ella venía y era lágrimas... El primer consejo que le dijimos era si ella pudiera abandonar la vivienda, pero daba tantos argumentos que no veía que eso era lo primero que debía de hacer. Un día él le dio golpes en un lugar céntrico de la ciudad, y entonces fue cuando se dio cuenta de que realmente tenía que irse de la casa, dejó sus pertenencias en un lugar y ella con la niña se fue para otro. Pero enseguida se le dio seguimiento con la Dirección de Planificación Física y el gobierno, ya tiene su propia vivienda. Siempre que me ve o nos ve, dice que agradece por lo menos esa orientación. Nosotros no damos vivienda ni nada, pero sí orientamos y damos consejos. Recientemente tuvimos una que atendí personalmente aquí, muy demacrada como uno dice, tomando pastillas y demás, en conflictos con su pareja. Fue una mañana, 40 minutos que estuvimos ahí intercambiando. Yo la senté y le dije: “Tienes que mirarte, ¿te has mirado en un espejo? Pensar en ti, en tu hijo, que tú puedes, tienes que ser fuerte, respirar profundo, ¿porque tú no te pintas? Te tienes que pintar, darte otra vida, porque mientras él te vea así marchitada, va a saber la fuerza que tiene sobre ti. Ahora cuando tú salgas por la puerta, respira profundo y levanta bien la cara. Debes salir, entretenerte, pero también buscar los mecanismos que tú creas pertinentes que no afectan al niño, que realmente es el primero en quien hay que pensar y en ti”. Me dijo al final: “Bueno, por lo menos me voy con otra fuerza, que realmente yo no sé de dónde la iba a sacar, entre las pastillas y ni siquiera yendo al trabajo...”. Cuando se iba me dijeron que estaba parada en la recepción, mirándose en los espejos. Luego nos comunicó que ya había conversado con él y le había pedido una semana para recoger sus pertenencias, por ahí comenzó su solución. Realmente nosotros tenemos mucho de sicólogas, nos volvemos así con la misma auto preparación, porque tenemos que leer mucho. Los cuadros políticos y fundamentalmente los cuadros de la Federación que tenemos que tocar con todos los temas, tenemos que estar preparadas en ese sentido. ¡¿Qué tema no afecta a una mujer cubana?!
RM: Sunilda, sigues de cerca esas cifras que encienden un bombillo rojo cuando se trata del embarazo en la adolescencia. Y como madre, te preocupas y ocupas ante ese asunto que comienza muy adentro en la familia, donde están lxs adolescentes y jóvenes afectadxs...
S: Está golpeando, es otra de las problemáticas tenemos, algunos municipios se disparan más que otros como Guamá, Contramaestre, pero realmente Santiago de Cuba incide en el tema y siempre lo tocamos, más cuando estamos con jóvenes, pero sigue incrementándose. No nos podemos cansar, tenemos que seguir pensando qué otra cosa hacer diferente, cómo llegar de manera diferente a las jóvenes y a la familia. Independientemente que logremos hablar con los jóvenes, que ellos se concienticen de cuidarse, de tener esa educación sexual también. Pero la familia juega un papel importante en esa comunicación, en esos tabúes que tenemos que seguir eliminando. Tenemos que sentarnos con nuestras niñas y con los niños. Tengo un varón de 16 años de edad y le pregunto siempre ¿tuviste relaciones, tú tienes condón...? Y le digo: “primero tú tienes que cuidarla a ella”. Nosotros tenemos que saber que es la responsabilidad de ambos para varones y para hembras, y también como familia. No es solo un problema de Salud, no es un problema de Educación, no es solo un problema de la Federación. En la casa tiene que tener esa permanencia, ese seguimiento. Es muy difícil. Es más fácil llevar un campo de caña que atender, seguir, controlar y darles seguimiento a los adolescentes. Tenemos que seguir perfeccionando lo que estamos haciendo.
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