domingo, 5 de noviembre de 2023

Operación Carlota: Gesta de solidaridad internacionalista

 



Por Marilys Suárez Moreno

La llamada Operación Carlota, que propició la derrota de las fuerzas sudafricanas y la consecuente firma de los acuerdos de Nueva York en diciembre de 1998, se inició el 5 de noviembre de 1975.

Han transcurrido 48 años y Cuba recuerda la hazaña heroica de los patriotas angolanos y de las y los combatientes internacionalistas cubanos, que hicieron posible la proeza de salvar la independencia e integridad territorial de la República Popular de Angola y de propiciar la eliminación del apartheid.. Deuda y homenaje a quienes fueron capaces de realizar aquel hito que hoy reconoce toda la humanidad.

La misión Carlota se inició el 5 de noviembre de 1975, con el envío del primer contingente militar cubano. Cuba respondía así a la solicitud del presidente Agostinho Neto, cuyo país estaba en riesgo de no poder proclamar su independencia en la fecha prevista para ese mismo mes y año.

De inmediato, más de 450 mil nacionales, entre civiles y militares, tomaron parte en aquella operación, protagonizando heroicas jornadas de lucha, altruismo y solidaridad, en defensa de un continente que les era tan cercano en sus raíces como lejano en su geografía.

Ya en los finales de 1975, en los preparativos del Primer Congreso del Partido, se empezó a gestar la idea de crear una compañía especial de mujeres para ir a Angola a cumplir diferentes misiones. Una idea de Vilma Espín, la presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, quien con esa visión y sensibilidad que le eran tan innatas pudo ver que las mujeres eran también capaces de cumplir cualquier tarea internacionalista.

La presencia femenina en esta misión, canalizada a través de la FMC, no sólo fue notable, sino de gran valor e importancia en todos los frentes civiles y militares. Las seleccionadas eran compañeras con determinadas profesiones y oficios, que swrían muy necesarios en Angola. Médicas, enfermeras, estomatólogas, laboratoristas, colaboradoras civiles y militares, entre otras, y cuadros de la propia organización.

La preparación y entrenamiento fue en la Escuela Interarmas Antonio Maceo. Adiestramientos militares, historia angolana y otras de necesaria utilidad para la misión formaron el contenido recibido por aquella compañía femenina. Ellas cumplieron con disciplina y abnegación las tareas encomendadas, pero aprendieron también de la profunda relación de trabajo y colaboración que las unía.

Como dijo a posteriori la jefa de la Compañía Especial FMC-FAR en Angola, Aracely Careaga, “el mayor de todos los méritos fue de Vilma, quien supo que las mujeres éramos capaces de cumplir cualquier misión que se nos encomendara”.

Cumpliendo un deber internacionalista, mujeres y hombres de este país no sólo estremecieron el sur del continente africano con heroicas hazañas, sino que contribuyeron decisivamente a liberar del yugo colonial a otros pueblos, incluido Namibia, y llegar al fin del apartheid. Y sí, ellas formaron parte de aquella gesta de libertad y solidaridad internacionalista; vale recordarlo.

Como le expresó Fidel al periodista Ignacio Ramonet, "la heroica solidaridad de Cuba con los pueblos hermanos de África no ha sido suficientemente conocida. Esa gloriosa página de nuestra historia revolucionaria merece serlo, aunque sólo sea como estimulo a los cientos de miles de mujeres y hombres que la escribieron, para ejemplo de las presentes y futuras generaciones”.

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