Por Aime Sosa Pompa
Neris Amelia Martínez Salazar hubiera deseado llegar a los 100 años.
Nació el 26 de mayo de 1925, justo en la calle Lealtad # 103, en el barrio de Cayo Hueso en el merequetén de Centro Habana. ¿Existirá en el futuro una señal que lo recuerde? No importa, ella hoy comienza un viaje que es un regreso a la semilla que sembró en la cultura cubana.
"Yo soy Juana Bacallao" ya es una afirmación de mujer empoderada y versátil que nos hizo pensar en cuántos peldaños hay que subir para ser visible y auténtica. Ella, la criada que limpiaba una escalera en Laguna y Perseverancia mientras cantaba.
"Aquí estoy: reconstruida con varias copias de uso como las películas viejas y clásicas como la musicanga de los conciertos de la sinfonía. Entera y sin prefabricado. Con todas las de la ley y la gaceta oficial". Así decía quien cantaba muy orgullosa con los zapatos rotos.
Cuando preguntaba: ¿cómo me ven mi querido pueblo?... toda la isla respondía, con aplausos y reverencias a su picardía.
Había que apartarse cuando Juana caminaba...ella lo sabía: "Soy una amenaza. Material biutilful". Y también sabía que siempre la estábamos esperando, para decirle que era nuestra Juana la cubana. Así mismo: "Negra, fea y mal hecha".
Escucharla era remontarse a una noche de cabaret sin paredes y a techo abierto. Cuando se presentaba no había académico que la adivinara, ella sola era más de una enciclopedia: "Una muñeca bisss cui. Yo soy divina. Una mujer divina. Una mujer fannn…tássss-tica... Voy con circunspección, seriedad y muy yo".
Te vamos a extrañar a full, nunca podrás pasar de moda, porque sin tí no
hay embeleso. ¿Quién más podrá confesarse
así?: "Todo el mundo sabe que
soy mundial, no chicha mameluco ni fulana mengala. Aquí lo que está es esta
persona inversionista trastur. Así es que teiquirisi muñeco. Desmaya la intriga
y ponte pa´esta humanidad que el suin mío es de tres pares de farolas del
Morro".
Como toda luz natural sabía que partiría: "El día que yo parta de este mundo voy feliz porque no le he hecho daño a nadie". No importa dónde estés, seguirás siendo nuestra "cosa orgánico-carismática tremenda".
Cantaste y la ONU se vino abajo, cantaste y Tina Turner fue tu amiga, cantaste y Beyoncé tuvo que besarte la mano; cantaste y Celia Cruz tuvo que reconocerlo: “Usted es la maestra de hoy y de siempre”. Cantaste y te robaste un show delante de Michael Jackson. Cantaste donde te dió la gana, a saber en cuántos pueblos, cines, tarimas y teatros de este archipiélago.
Pero mejor que eso, nos enamoraste desde la fascinación y todos los disfraces con los que bien vestiste a tus canciones.
¡Ay Juana! ¡Qué terrible fuiste! ¡Qué intensa mijita! Tus frases eran para dejarlas en el firmamento de los de a pie y en sobrevivencia: "No se orviden de Juana porque el pueblo es mi familia y el pueblo es el que me va a despedir en el mañana. Y quisiera la paz del mundo para que los artistas vivan más en un mundo de arte y no de maldad. El arte no tiene fronteras y los sentimientos tampoco. El pueblo sabe mucho. Ese es el termómetro que hay que respetar".
Vuela, vuela alto Juana Bacallao. Aquí en la Tierra ya nació una estrella.
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